Los
colombianos llevamos cuatro (4) años escuchando, leyendo, viendo y hablando de
la muerte de un joven bogotano, de origen guajiro, amiguero, rumbero, abierto, espontaneo
y de manera especial, consagrado a sus estudios de Economía e Ingeniería
Industrial en la Universidad de Los Andes.
No es
cualquiera el que se le mide a estudiar dos (2) carreras y de manera simultánea,
Colmenares lo hacía.
Como
buen costeño tenía ausencia de malicia; Le era imposible advertir el peligro.
Le era imposible ver en el corazón de conocidos y compañeros la maldad, la traición,
la puñalada trapera y por la espalda. Para él todos eran buenos y andaba por el
mundo confiado y confiando en los demás, -en especial- de aquella niña con la
que estaba empezando a salir, a pesar de algunas dificultades que tenía ella
con su ex pareja.
Si advirtió
el peligro, se por fio en que nada le pasaría, pues en su corazón, jamás se le ocurriría
inferir en la humanidad de otro, lo que en la de él le hicieron sus asesinos.
Luego de
una noche feliz, con compañeros de clase con los que ya había pasado los últimos
siete (7) semestres en la Universidad (3 años y medio), pensaba que estaba con ellos
seguro y que nada le podía pasar.
Que
equivocado estaba Luis Andrés…., ni era su novia, ni eran sus amigos, ni eran
sus compañeros de clase, ni eran sus nías…, nada. Estos hoy se comportan como
extraños, no saben nada, no vieron nada, no conocen a nadie.
Si se
hace un recorrido por YouTube encontraras numerosos audios en los que se puede
deducir la existencia de un acto criminal, la existencia de unos encubridores
de esos hechos criminales. Actuaciones torticeras para buscar el archivo del proceso
y con unas confesiones burdas, tacitas, que la Fiscalía aun no ha podido
develar, aclarar, probar.
Hay
algunas voces, -muy pocas por surte-, que le piden a Dos Luis Colmenares y su
familia que deje eso así, que le deje el crimen para que lo esclarezca Dios.
Desde luego algunos por que no tienen idea del dolor ajeno, otros por hacerle
la gracia y el trabajo a aquellos que a gritos están pidiendo el archivo de la
investigación y otros, -los más atrevidos-, posando de especialistas
terapeutas.
Lo más
provechoso para una víctima es el acompañamiento, que no se sientan solos. Lo
más estúpido que puedes decir en un velorio a los deudos es que no llore su
muerto. Lo más estúpido y anti terapéutico es decirle a los Colmenares Escobar
que dejen el crimen de su hijo, hermano, pariente y amigo que se resuelva solo,
que no clamen justicia, que no exijan justicia.
Se me
ocurre unas preguntas: ¿Quién les ha pedido el concejo? ¿A quién le están haciendo
el mandado? ¿Son mensajeros de quien?
Si no
fuera por la perseverancia, estudio, tenacidad, fe, sacrificio de la Familia
Colmenares Escobar, el crimen, el asesinato de Luis Andrés Colmenares Escobar estaría
archivado y sería un muerto más por suicidio como es el deseo de sus
ejecutores.
También
hay que destacar la pericia del Fiscal Antonio Luis González que no comió
cuento, que no se dejo llevar por la fácil, a cuenta de su propia seguridad cogió
el toro por los cachos y dijo acá hay un crimen encubierto, asolapado; Esto no
es un simple suicidio, una víctima no se suicida varias veces; Acá hay algo que
no concuerda. El cadáver me indica que esto no es un suicidio sino un crimen. Así
lo acaba de corroborar, confirmar la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá.
¿Que
falta ahora? Que la Fiscalía ordene las capturas de aquellos que están obstruyendo
a la justicia, de aquellos que en esos audios dicen que saben que fue lo que
paso pero no se lo han confesado a la fiscalía. Aquel padre que dice que su
hija sabe quien fue el que lo hizo. Esa filigrana jurídica será la que se empezará
a devanar en los juicios que están pendientes por celebrarse.
A la
Familia Colmenares Escobar hay que acompañarla en su lucha por exigir justicia,
decirles que no se rindan. ¡A Dios rogando y con el mazo dando!
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