viernes, 27 de julio de 2012

Inseguridad en Barranquilla, remanso de paz


En Barranquilla la inseguridad campea, la Policía es incapaz de ejercer su autoridad en toda la ciudad y a cada ciudadano. Las bacrim la tienen sectorizada. Los vándalos no le comen cuento a una detención, confían en que sus abogados les conseguirán una detención domiciliaria como mínimo, lo que los regresará inmediatamente a continuar delinquiendo. Las ollas son famosas, todos sabemos donde están, principalmente la Policía, pero ellas son inmunes, continúan ahí años tras año. Los drogadictos no disponen de un centro especializado de rehabilitación del estado, hay algunos privados, muy buenos y muy costosos; Un pobre marihuanero o basuquero no tiene chance de entrar en él. Mucho empleo informal y pocas oportunidades de empleo formal.

Pueden triplicar el pie de fuerza, pueden doblar las condenas, pueden poner más de las 5.500 cámara de vigilancia que ofrece Guillo Polo, el asesor “especial” de seguridad del distrito; pero si estas medidas no son acompañadas por la verdadera presencia del estado, con políticas de resocialización, nos demos la pela de verdad verdad de combatir las bacrim y no cohonestar con ellas, no combatamos las ollas de narcotráfico de la ciudad, no se generen políticas de empleo formal, es casi imposible de disminuir la criminalidad.

Los comandantes de la Policía del Distrito siempre los están cambiando año tras año, entonces todos tienen la excusa que apenas están conociendo los problemas de la ciudad, y por ahí se lavan las manos.

Mientras todo esto pasa, la Señorita alcaldesa ataca a la población barranquillera con un nuevo impuesto adicional como los es la Valorización II, prometiendo obras, cuando todos sabemos que estos recursos solo aumentaran los niveles de corrupción. Esta afrenta contra los ciudadanos, lo que hace es incrementar los niveles de violencia y furia reprimida, que puede desembocar en suicidios, actos de vandalismo, protestas populares.

El Concejo de Barranquilla, no es más que un club de privilegiados que llegan allá hacer lo suyo; a sacar el dinero que invirtieron en su campaña, y así sucesivamente, seguimos en una ruleta rusa de la que no podremos salir.

Mas sin embargo, debemos perseverar en nuestras luchas ciudadanas, seguir elevando nuestras voces de protestas por las redes sociales (Twitter, Facebook y otras), que se han convertido en las herramientas modernas del ciudadano, dada a la autocensura que se dan los medios de comunicación, privilegiando la pauta publicitaria, por encima de los derechos ciudadanos.