Por
esto días, tratando de adquirir nuevos conocimientos en el campo del Derecho
Administrativo, he intentado absolver algunos interrogantes que salen de por allá
del inconsciente y que tienen que ver, -paradójicamente-, con aquella especie
de placer compensatorio, que recibimos algunos críticos del modelo corrupto de
contratación en nuestro país, cuando por al fin vemos tras las rejas a un
político ó funcionario, ya sea por peculado, suscripción indebida de contratos,
firma de contratos sin el lleno de requisitos, Etc.
Y es que si Usted, generoso
lector, intenta informarse, como es nuestro sistema de contratación estatal,
observara que todo conduce a incrementar los niveles de corrupción; Si usted
tiene un depósito de materiales y desea participar en un proceso licitatorio,
se encontrara, -aproximadamente-, con no menos de entre 18 y 20 trámites. Que
hace todo esto; Sencillo: incrementar los índices de corrupción en el sistema
de contratación estatal.
¿Y cómo hemos llegado a este
punto?
Bueno, nuestros legisladores, -unos
bien intencionados, otros ingenuos y la mayoría más avispados que aquellos-, se
han dado a la tarea de legislar entre lo humano y lo divino en este tema.
Claro; Hemos llegado a este
estado de confusión al momento de ofertarle al estado nuestros bienes y
servicios, por nuestra vocación de pillos, de ser millonarios en el menor
tiempo posible a costa del erario público o privado; Nuestra vocación de
tramposos, el buscar siempre el atajo, nos ha llevado a legislar sobre los
detalles más insignificantes en un proceso de contratación, haciendo que este
campo o este mercado, en el cual podríamos participar todos los colombianos,
sea en verdad un sector de privilegiados impenetrable.
Haz la prueba amigo lector; Intente
venderle a precios justos a su municipio o a cualquier dependencia del estado a
nivel municipal, departamental o nacional, algún lápiz y verá Usted con la
cantidad de barreras, muros, obstáculos que se le presentan.
Sin embargo, aquel sector
privilegiado, experto en marañería, lo hace facilito, sin problemas, sin
despeinarse.
Hagan la prueba; -Por ejemplo-; Intenten
participar en una licitación que habrá su municipio para que le sean proveídos
1000 sándwich para un evento: Usted es el mejor cocinero de la zona, el más
aseado, el más exitoso, es decir; Usted hace los sándwich más ricos de la
región, a la final se termina quedando con el contrato la misma persona que siempre
se ha quedado con la consabida licitación; Claro, seguramente a usted le tocara
hacer los consabidos sándwich ya no para el municipio, sino para el que se gano
la licitación y que no tiene ni idea de cómo se hace un sándwich.
Este es un ejemplo coloquial, -otros
podrían decir simplista-, pero sucede y sucede muy a menudo.
Muchos, pero muchos funcionarios
han perdido su investidura, por lo que otros se han comido, por no haber sido
asesorados correctamente en campo de la firma de contratos sin el lleno de
requisitos.
El otro problema, es que en
nuestra sociedad, para ser alcalde, lo único que se necesita es tener plata
para arriar gente a una plaza pública, para que vayan a oír una cantidad de
pendejadas de un candidato borracho: El hombre promete mejorar cosas que ni si
quiera son de su resorte mejorar, es decir, que ni si lo quisiera hacer, lo
podría hacer, porque no hacen parte de sus facultades, de sus funciones o
porque no tiene jurisdicción para ello. Obviamente, si fuese una persona
preparada para ejercer ese tipo de cargos, no se pondría a prometer acciones
que legalmente no son de su competencia.
Si Usted Señor Ciudadano, aspira
a ocupar un cargo público, abra bien los ojos, porque si se descuida, a la
guandoca va a llegar por la celebración de contratos sin el lleno de los requisitos
legales. Y repito: Lo más posible es que pague cana por el billetico que otro se comió.
Es imperativo, -a corto plazo-, que el sistema educativo nacional, vuelva
a tener en sus pensum, materias fundamentales como valores y principios. Que
materias como cultura y religión tengan la importancia debida.
Necesitamos recuperar esta sociedad en crisis, donde los valores los
principios se arrean por el suelo; Necesitamos alejar de la mente de nuestros
niños el deseo de ser traquetos cuando sean grandes.
El día que logremos recuperarnos de esta pérdida de valores, podremos
tener sistemas de contratación más simples, menos tortuosos y desde luego
tendremos mejores obras, mejores servicios, por que el ciudadano que licite
cumplirá los contratos, el funcionario que abra las convocatorias no pedirá el
consabido Lucas 10 (10% del valor del contrato), o el popular CVY.
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