martes, 20 de noviembre de 2012

Cana Por Celebración Indebida De Contratos



Por esto días, tratando de adquirir nuevos conocimientos en el campo del Derecho Administrativo, he intentado absolver algunos interrogantes que salen de por allá del inconsciente y que tienen que ver, -paradójicamente-, con aquella especie de placer compensatorio, que recibimos algunos críticos del modelo corrupto de contratación en nuestro país, cuando por al fin vemos tras las rejas a un político ó funcionario, ya sea por peculado, suscripción indebida de contratos, firma de contratos sin el lleno de requisitos, Etc.

Y es que si Usted, generoso lector, intenta informarse, como es nuestro sistema de contratación estatal, observara que todo conduce a incrementar los niveles de corrupción; Si usted tiene un depósito de materiales y desea participar en un proceso licitatorio, se encontrara, -aproximadamente-, con no menos de entre 18 y 20 trámites. Que hace todo esto; Sencillo: incrementar los índices de corrupción en el sistema de contratación estatal.

¿Y cómo hemos llegado a este punto?

Bueno, nuestros legisladores, -unos bien intencionados, otros ingenuos y la mayoría más avispados que aquellos-, se han dado a la tarea de legislar entre lo humano y lo divino en este tema.

Claro; Hemos llegado a este estado de confusión al momento de ofertarle al estado nuestros bienes y servicios, por nuestra vocación de pillos, de ser millonarios en el menor tiempo posible a costa del erario público o privado; Nuestra vocación de tramposos, el buscar siempre el atajo, nos ha llevado a legislar sobre los detalles más insignificantes en un proceso de contratación, haciendo que este campo o este mercado, en el cual podríamos participar todos los colombianos, sea en verdad un sector de privilegiados impenetrable.

Haz la prueba amigo lector; Intente venderle a precios justos a su municipio o a cualquier dependencia del estado a nivel municipal, departamental o nacional, algún lápiz y verá Usted con la cantidad de barreras, muros, obstáculos que se le presentan.

Sin embargo, aquel sector privilegiado, experto en marañería, lo hace facilito, sin problemas, sin despeinarse.

Hagan la prueba; -Por ejemplo-; Intenten participar en una licitación que habrá su municipio para que le sean proveídos 1000 sándwich para un evento: Usted es el mejor cocinero de la zona, el más aseado, el más exitoso, es decir; Usted hace los sándwich más ricos de la región, a la final se termina quedando con el contrato la misma persona que siempre se ha quedado con la consabida licitación; Claro, seguramente a usted le tocara hacer los consabidos sándwich ya no para el municipio, sino para el que se gano la licitación y que no tiene ni idea de cómo se hace un sándwich.

Este es un ejemplo coloquial, -otros podrían decir simplista-, pero sucede y sucede muy a menudo.

Muchos, pero muchos funcionarios han perdido su investidura, por lo que otros se han comido, por no haber sido asesorados correctamente en campo de la firma de contratos sin el lleno de requisitos.

El otro problema, es que en nuestra sociedad, para ser alcalde, lo único que se necesita es tener plata para arriar gente a una plaza pública, para que vayan a oír una cantidad de pendejadas de un candidato borracho: El hombre promete mejorar cosas que ni si quiera son de su resorte mejorar, es decir, que ni si lo quisiera hacer, lo podría hacer, porque no hacen parte de sus facultades, de sus funciones o porque no tiene jurisdicción para ello. Obviamente, si fuese una persona preparada para ejercer ese tipo de cargos, no se pondría a prometer acciones que legalmente no son de su competencia.

Si Usted Señor Ciudadano, aspira a ocupar un cargo público, abra bien los ojos, porque si se descuida, a la guandoca va a llegar por la celebración de contratos sin el lleno de los requisitos legales. Y repito: Lo más posible es que pague cana por el billetico que otro se comió.

Es imperativo, -a corto plazo-, que el sistema educativo nacional, vuelva a tener en sus pensum, materias fundamentales como valores y principios. Que materias como cultura y religión tengan la importancia debida.

Necesitamos recuperar esta sociedad en crisis, donde los valores los principios se arrean por el suelo; Necesitamos alejar de la mente de nuestros niños el deseo de ser traquetos cuando sean grandes.

El día que logremos recuperarnos de esta pérdida de valores, podremos tener sistemas de contratación más simples, menos tortuosos y desde luego tendremos mejores obras, mejores servicios, por que el ciudadano que licite cumplirá los contratos, el funcionario que abra las convocatorias no pedirá el consabido Lucas 10 (10% del valor del contrato), o el popular CVY.

La esperanza por un futuro mejor debe ser en nuestras vidas permanente, constante e inquebrantable. ¡Que así sea!

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